Recuerdo que desde niña me interesaron las historias de amor, cuando era una adolescente podía pasarme leyendo libros románticos uno tras otro, sin parar. Incluso escribí algunas historias propias en donde me imaginaba en cada una ellas como la protagonista.
Anhelaba tanto vivir algo así que me volví una soñadora, pero nunca me pasó, los días pasaron uno a uno, la pequeña niña romántica maduró entre algunas decepciones, se enfocó en otras cosas; comenzó a tener nuevos aprendizajes, uno de ellos fue a quererme a misma. Y justo ahí, cuando sentía que conmigo lo tenía todo, sucedió...
No sé si fue la forma en que podía pasar hablando de mil temas por horas, sin perder la esencia de sentirme yo misma; tal vez fue lo bien que se siente esconder mi rostro en tu pecho, y la sensación de tus labios cálidos sobre los míos.
Diría que apareciste, pero no fue así. Ya te conocía, te había visto tantas veces como una persona más de los muchos millones que existen en este planeta, hasta que un día te volviste la única persona en mi mundo.
Bien dicen que el amor aparece en donde menos te lo piensas, y agradezco que sea así. Porque volvería a pasar cada cosa que he vivido justo para llegar al momento exacto en donde estamos ahora, quisiera decirte que no puedo amarte más de lo que te amo, pero sería mentira, porque cada día lo repito, y sorpresa... Al día siguiente se intensifica.
Gracias por ser mi mayor inspiración.
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